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Cariño eres multimillonario

Capítulo 162
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Capitulo 162: ;Noche de Ausencia?

Valentina regresé a la empresa, mientras Santiago segula merodeando como un vagabundo en la sala de visitas

de Starlight Joyas durante toda la tarde.

Lucia llegé hasta el edifiBalletti y se quedé observando fijamente la salida del edificio. Después de que todo

el personal se fue, Valentina y Santiago salieron de la mano. La mirada de Santiago parecia fija en Valentina.

Al verlos subir al auto, Lucia, temblando, agarré el volante. Siguié a la pareja hasta Villa de Los Pinares. Parecian

una pareja comun volviendo a casa. Lucia no podia creer que Santiago, que solia tener una mirada asesina hacia

cualquier otra mujer, ahora parecia estar tan unido a Valentina.

Lucia regresé a la villa de don Raul. Al verla, don Raul fruncié el cefio.

-¢Y Valen? Por qué Valen aun no ha vuelto?

Lucia apret6 los pufios, pero pronto sonrié y dijo.

-Olvidaste, abuelo? Valen no vive aqui.

Don Rall, realmente deseando ver a Valentina, replicé:

-La nieta de la familia Valenzuela, por supuesto, debe vivir con la familia Valenzuela -Luego ordené al

mayordomo-. Prepara una habitacién para Valen, mafiana iré personalmente a

buscarla.

-Si, sefior -respondié el mayordomo y se apresuré a hacer los arreglos.

La actitud de don Raul hacia Valentina desperté celos en Lucia. Cuando ella fue adoptada, no fue

don Raul quien la llevé a la familia Valenzuela, sino el mayordomo quien completé los trémites de adopcién. Pero

para Valentina, la alegria y la importancia que don Raul mostraba eran mucho

mayores.

Al dia siguiente, un auto de la familia Valenzuela se detuvo frente al edifiBailetti. Don Raul esperaba abajo.

Cuando Valentina bajé, el mayordomo y un grupo de guardaespaldas la

recibieron.

-Seforita Valen... -dijo el mayordomo inclindndose ante Valentina, quien se sorprendi6 al

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principio. Afortunadamente, se calmé al reconocer al mayordomo.

-¢Sucede algo? -pregunté Valentina cortésmente.

Con una sonrisa, el mayordomo respondi.

-El Don Ralil vino a llevarla a casa.

Valentina quedd desconcertada. Mirando en la direcciéon que indicaba el mayordomo, a don Ral saludéndola.

A pesar de la distancia, sinti6 la bondad y alegria de don Raul.

Valentina se acercé corriendo y comenz6 a decir don...”, pero al ver la decepcién en los ojos de don Raul,

réapidamente cambié a abuelo....

-¢Qué don? -Don Rall se ilumino-. Abuelo! Recuérdalo, jes abuelo!

Lo miré o como si realmente fuera su nieta. Este sincero cariy favoritismo, algo que Valentina no habia

sentido desde la muerte de su madre, la dejé aténita. Una vez mas, dijo.

-Abuelo.

-Vamos -Don Rall, encantado, le dijo-, sube al auto, abuelo te llevara a casa.

En ese momento, Valentina record6 a su madre. Cuando era nifia y la iban a buscar al jardin de infantes, su

madre, a pesar de estar ocupada, siempre venia por ella y le decia: «Mama te llevara

a casa.”

Valentina se sinti6 algo aturdida y sin poder evitarlo, subié al coche. El vehiculo avanzaba suavemente y en el

ampinterior, la mirada de don Rall no se apartaba de Valentina ni un

segundo.

Hasta que llegaron a la hacienda de la familia Valenzuela, don Rall seguia sosteniendo la mano

de Valentina.

Al entrar por la puerta principal, los sirvientes de la hacienda se inclinaron al unisono:

-Sefiorita Valenzuela.

Valentina no estaba acostumbrada a tal pompa y, conteniendo la respiracién, sonri6é con cortesia

y elegancia.

Al entrar al comedor, Lucia ya la estaba esperando. Al ver a Valentina, Lucia se acercé de

inmediato.

Valen, ven, siéntate aqui. Por suerte, tu hermano Alonso sabe lo que te gusta comer, y el chef ha

preparado tus platillos favoritos.

Lucia llevd a Valentina a su lugar con entusiasmo, justo enfrente de Alonso.

-Sefior Valenzuela...

Al ver a Alonso, Valentina se quedd ligeramente sorprendida. Siempre que veia a Alonso, él

+15 BONOS

mostraba una sonrisa elegante y educada, pero hoy, aunque sonreia, no la miraba ni una vez.

Lucia eché un vistazo a Alonso y dijo a propésito.

-¢Qué de “Sefior Valenzuela»? Si a millamas hermana, entonces deberias llamarlo hermano, si no, podria

sentir que no eres justa.

La expresion de Alonso se torné atin mas seria. Como si temiera que Valentina lo llamara hermano», Alonso se

levanté abruptamente.

-Abuelo, tengo algo que hacer,retiro a mi habitacién.

Alonso salié del comedor y su figura desapareci6 de la vista de todos.

-¢Qué le pasa hoy a mi hermano? Parece que esta de mal humor.

Lucia, sabiendo bien la razén, fingié no entender. En los ojos de Valentina se vislumbrd una sombra de tristeza.

(Estaria el hermano Valenzuela molesto por ella? Justo cuando pensaba

esto, don Rall hablé.

-Déjalo, Valen seguro tiene hambre. Mayordomo, sirve la comida.

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Pronto, el mayordomo organizé la cena, y Valentina, en efecto, tenia hambre. Durante la cena.

don Raul fue muy cordial, animandola a probar esto y aquello. Después de la cena, un médico

vino a hacerle un chequeo rutinaa don Raul, y Lucia llevé a Valentina a la habitacién que el mayordomo habia

preparado para ella.

Valen, esta es tu habitacidn, yo estoy en aquella, y la habitacién de tu hermano esta justo al

lado de la tuya.

Lucia la introdujo con afecto. Valentina eché un vistazo a la puerta cerrada de la habitacién de

Alonso, y la expresion de este de hace un momento seguia presente en su mente.

Incluso después de que Lucia entrd a la habitacién con ella y le hablé, Valentina.no presté

atencién. Hasta que Lucia se fue.

Valentina cerré la puerta de su habitacién y justo en ese momento, su celular soné. Al ver «Mi

amor» en la pantalla, su corazén un vuelco.

Parecia haberse olvidado de avisarle a su esposo. Valentina respondié de inmediato.

-Creo que no volveré a casa esta noche...

Hubo un silenal otro lado de la linea y a través del teléfono, Valentina casi podia ver su cefruncido.

-¢No regresas a casa esta noche?

+15 BONOS

Después de un momento, Santiago dijo con voz apretada entre los dientes.

Valentina fruncié el cey se dirigié hacia el balcén fuera de la ventana, lista para aclararle que no se trataba de

no volver a casa por la noche.

Pero justo cuando estaba a punto de hablar, Valentina se gird y en el balcén de al lado a Alonso apoyado en

la barandilla, mirdndola con una expresién compleja.

-Hola... -Valentina saludé instintivamente.

Al otro lado del teléfono, la mirada de Santiago se oscurecié: «;Hola? ;A quién esta saludando a estas horas?»>