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Dulce Disparo al Jefe Cachorro Enamorado

Capítulo 335
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Capítulo 335

“¡Nono!” Violeta sonrió.

“Vivi, ¿qué estás haciendo?” preguntó Nono con voz suave.

“¿Yo?” Violeta bajó la vista, sonrió y respondió, “Estoy doblando mi ropa..

Se hizo un silencio en la llamada, y cuando Nono volvió a hablar, había un tono de tristeza en su voz.

“Vivi, hace dos días que no vienes al hospital a verme!”

“Lo siento, Nono, he estado un poco ocupada estos días, le explicó Violeta, poniéndole una excusa.

“Entonces, ¿cuándo puedes venir?” pregunto Nono.

“No lo sé todavia… Violeta mordió su labio, no le quedaba más remedio que darle largas.

Nono empezó a hacer pucheros en el teléfono, “Te extraño mucho”

Violeta suspiró en su interior. ¿Cómo no iba a extrañar a Nono? Anhelaba ver su carita sonrojada,

siempre sonriendo con disimulo después de recibir elogios o besos de ella, era muy adorable. Pero

Rafael ya había recuperado su memoria…

Sólo pudo decir, “Nono, haré lo posible por verte en estos dias, ¿de acuerdo?”

Al ver que no le confirmaba cuando iba a visitarlo, Nono se puso triste, “¿Ya no me quieres?”

¿Cómo podría ser eso? Violeta lo tranquilizó rápidamente, Nono, por favor, no pienses así. ¿Cómo

podría no quererte? ¡Eres mi favorito en todo el mundo! Sólo he estado un poco ocupada estos días,

cuando tenga. tiempo, trataré de ir…”

Temerosa de que Nono lograra ablandarle el corazón, encontró una excusa para colgar, “Nono, tengo

cosas que hacer aqui, tengo que colgar ahora.”

Al colgar el teléfono, Violeta suspiro aliviada.

Podía visualizar a Nono con una expresión de tristeza en su rostro.

Marisol entró a la habitación masticando un durazno, y le preguntó con sorpresa, “Violeta, ¿qué estás

empacando?”

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Estoy empacando mis cosas…” le respondió Violeta.

“¿Te vas tan pronto? Marisol se acercó rápidamente.

“La última entrevista ya está programada para este viernes, una vez que termine mi trabajo, me iré.”

explicó Violeta. Estoy empacando con anticipación, Marisol, gracias por dejarme quedarme aqui todo

este tiempo.”

“No seas formal conmigo.” Marisol la regañó y luego la miró con una expresión de querer decirle algo,

pero no se atrevía, “Violeta, ¿estás segura de que no quieres quedarte aqui porque Rafael recuperó su

memoria?

Al escuchar esto, Violeta bajó la vista y guardó silencio por un momento.

Sosteniendo la ropa en sus manos, susurró, “Siempre planeé regresar a Canadá, sin importar si el

recuperaba su memoria o no, eso no cambia nada….

“¡Entiendo!” Marisol suspiró, mirando hacia el cielo azul afuera, ¿Por que no salimos a comer algo más

tarde? No tengo nada planeado para esta tarde, ime gustaria ir a una tienda de artículos de bebés!”

Violeta asintió sonriendo.

Después de cerrar su maleta, se quedó quieta por un momento, luego levantó la vista y llamó a

Marisol, que se dirigía a la sala de estar, “Marisol, esta tarde no podré almorzar contigo, quiero ir al

hospital a ver a Nono, ¿podemos ir otro día?”

“Si, claro Haz lo que tengas que hacer, no hay prisa.”

12.40

Capitulo 335

Cuando el sol estaba en su punto más alto, Violeta salló del edificio con un envase de comida caliente.

Tomo un taxi en la entrada del complejo y justo cuando se estaba subiendo, su teléfono sonó. Era

Zeus.

Cuando el taxi se detuvo frente al hospital, Violeta pagó y bajó, y vio a Zeus esperándola.

Se acercó sorprendida, “Zeus, ¿cómo es que has vuelto?”

“Escuché en el teléfono que venías a ver a Nono, y no me gustó cómo se comportó Rafael contigo la

otra noche… Zeus le expresó sutilmente su preocupación, luego explicó su presencia, “Tenía miedo de

que pudieral pasar algo similar, asi que quise acompañarte.”

“Realmente no es tan serio como piensas, sólo es que tenemos algunas cosas…” al ver esto, Violeta

no pudo evitar explicarle.

Rafael acababa de recuperar la memoria, muchas cosas se hablan revelado y naturalmente

necesitaba un tiempo para adaptarse. Que perdiera el control estaba dentro de lo esperado, por lo que

ella no le culpaba.

Violeta sonrió, “Pero, él realmente no es un caballero!”

No es que ella quisiera hablar mal de él, simplemente Rafael no tenía nada que ver con la

caballerosidad. Era dominante y tenía un temperamento terrible…

Zeus la miró sin decir nada, tampoco dejó escapar las emociones que brotaban en su mirada. No

mencionó ni desentrañó nada, finalmente sólo dijo, “Insisto en acompañarte!

“Bueno, jesta bien!” dijo Violeta asintiendo.

Entraron juntos en el gran edificio del hospital, que estaba lleno de gente como siempre.

Te ayudo a presionar el botón del ascensor.”

“Gracias.”

Después de llegar al piso deseado, ambos salieron del ascensor y se dirigieron a la habitación del

hospital. Zeus le ayudó a tocar la puerta.

Era lunes y cuando abrieron la puerta, no había rastro de Rafael. Nono ya podía levantarse de la

cama, estaba vestido con la bata del hospital y estaba de espaldas a la puerta, apoyado en la ventana.

Estaba en un piso alto y no se podía ver mucho desde allí, pero él insistía en mirar.

A su lado estaba Catalina, arrastrando su barbilla, “Nono, si no comes, ¡la comida se va a enfriar!”

Nono no se movió y mantuvo su posición.

Al escuchar los pasos, Catalina miró hacia atrás y al ver a quien entraba, sonrió y le dio un golpecito a

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Nono en el hombro, “Nono, ¿adivina quién vino a verte?”

Al escucharla, Nono giró lentamente su cabeza.

“¡Vivi!”

Al ver a Violeta, sus ojos brillaron de emoción. Rápidamente bajó del sofá y corrió hacia ella con los

brazos abiertos.

Violeta se apresuró a acercarse, temiendo que pudiera lastimarse en la cabeza, “Nono, corre más

despacio, ten cuidado con tu cabeza!”

Nono logró abrazarse a sus rodillas y en esos pocos segundos, sus mejillas se habian enrojecido de la

emoción. Cuando ella se agachó para levantarlo, se apegó a ella como un cachorro, “¡Violeta,

finalmente viniste a verme!”

“Si, claro, Violeta acarició su rostro con una sonrisa, “Vine a ver si has sido un buen chico, si has

comido bien como te dije

Al escucharla, Nono bajó la cabeza avergonzado.

Capitulo 335

Violeta no podía regañarlo, así que le mostró la comida que le había traido, “¿Nono, sabes qué te

traje?”

Guau!” Nono había olido el aroma de las empanadas y cuando las vio, inmediatamente se le hizo la

boca agua, “¡Tengo hambre, quiero comer!”

Catalina, que estaba al lado, no pudo evitar murmurar, ¿quién había dicho antes que no tenía hambre?

Violeta primero colocó a Nono en la cama, “Nono, espera un momento, voy a buscar una silla para

darte la comida.”

“Violeta, te ayudo a buscarla,” dijo Zeus.

“¡Gracias!” dijo Violeta agradecida.

Zeus le sonrió y fue a buscar una silla, que coloco frente a la cama. Incluso tuvo la amabilidad de

ponerle un

cojín.

Catalina observó la escena con calma, luego sacó su teléfono móvil discretamente de su bolso y dijo,

“Emm, voy a ir al baño.