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Dulce Disparo al Jefe Cachorro Enamorado

Capítulo 480
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Capítulo 480

El día siguiente por la mañana, Rafae! tenia una importante junta de accionistas que liderar.

Para evitar que siguiera siendo un rey perezoso que no asistía a las reuniones, Violeta insistió en que volviera a la

compañía para dirigir la sesión, al mismo tiempo decidió no pedirle a Lucía que llevara a Nono, y que él pasara a

recogerlo en la villa después de terminar.

Después de recibir dos bolsas de medicina por vía intravenosa, Violeta se sintió agobiada de estar en la habitación

del hospital, así que decidió dar un paseo.

Cruzando el puente peatonal, encontró un pequeño jardin al aire libre con varias mesitas de madera blancas, al

lado había máquinas expendedoras que ofrecían un espacio para que los pacientes o sus familiares descansaran.

Era comun ver a varios pacientes reunidos alli, conversando y riendo juntos.

A Violeta le gustó el ambiente animado y se acercó. No había pasado mucho tiempo cuando de repente apareció

frente a ella una taza de café latte humeante.

Levantó la vista sorprendida y vio que alguien había jalado una silla de madera para sentarse a su lado. Siguiendo

la mano del dueño de la taza, su vista fue recompensada con un rostro guapo que, al sonreír, parecía llenar todo

de sol.

Violeta parpadeó, sorprendida, “¿Lucio? ¿Cómo…?”

Ella realmente quería preguntarle de dónde había salido de repente.

“Esto lo compré en la cafetería de enfrente, le añadi un poco de vainilla. ¡Prueba a ver si te gusta!” Lucio empujó el

café latte con vainilla hacia ella y, considerado, le alcanzó una servilleta.

No le quedó más remedio que agradecerle, “Eh, gracias…”

Tomo un sorbo del café y de repente, como si estuviera alerta por algo, miró a su alrededor con precaución.

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Al verla asi, Lucio sonrió con confianza y dijo, “Tranquila, Violeta, me aseguré de que Rafael se hubiera ido antes de

venir.

Al oir eso, Violeta se quedó perpleja, tragó saliva y miró al hombre frente a ella, pensando si había estado vigilando

cerca de la habitación del hospital durante los últimos días.

De hecho, su suposición no estaba lejos de la verdad, aunque Lucio había tomado un atajo al sobornar a una

enfermera.

Violeta probó un sorbo, el sabor era auténticamente callejero, era dulce pero no empalagoso. Después de dejar la

taza, pregunto con cautela, “Lucio, ¿has venido… a verme?”

“¡Si Lucio no lo nego, su expresión mezclaba disculpa y vergüenza, “Lo siento, Violeta, la última vez que vine pensé

que estabas sola en la habitación, no sabía que Rafael estaba en el baño. ¿Te causé algún problema?”

“Está bien…” Violeta contestó sin sinceridad.

No estaba nada bien, ya que la cara de su prometido se habia tornado sombria todo el día.

Ella frunció el ceño, aclaró su garganta y habló en serio, “Pero Lucio, hay cosas que creo que debo aclararte de

nuevo. Acerca de lo que dijiste ese día, agradezco tus sentimientos, pero lo siento, ya mi corazón pertenece a otro,

y creo que nadie lo sabe mejor que tú.”

“Lo sé, y también siento cierta tristeza, Lucio también frunció el ceño e incluso suspiro.

Al escuchar la palabra “tristeza”, Violeta se alegró pensando que él había entendido.

Pero resultó que se había alegrado demasiado pronto, porque Lucio continuó diciendo, “Sin embargo, no puedo

cambiar lo que siento y creo que en el amor no hay un primero o un último. Y no niego que me enamoré al verte

con Rafael, me hiciste creer en el amor nuevamente. Estoy seguro de que no encontraré a una chica mejor que tú

en este mundo, ¡y confio en mi propio criterio! A partir de ahora, espero competir lealmente con Rafael”

“…Violeta se quedó sin palabras.

No esperaba que Lucio fuera tan

terco…

Capitulo 480

Qué difícil era convencerlo!

En medio de su conversación, ninguno de los dos se percató de que dos personas se acercaban a ellos.

Después de terminar la junta, Rafael habia vuelto a la villa para recoger a su hijo, y al llegar al hospital y no

encontrar a Violeta, les preguntó a las enfermeras y supo que ella había ido a pasear. Cruzando el puente, la vio

sentada platicando con un hombre joven y apuesto, y ese hombre no era otro que el mismo que había proclamado

querer arrebatarle su lugar.

Los ojos de Rafael se oscurecieron de inmediato.

¡En tan solo un par de horas, ya vinieron a intentarle arrebatarle a su prometida!

Ayer, pasó todo el día en la sala del hospital, cuidando sin que ocurriera nada más, lo que lo hizo bajar la guardia

un poco. Sin embargo, no esperaba que el enemigo persistiera con tal tenacidad, lo que hizo que percibiera un

aroma peligroso en el ambiente.

“¡Papi!”

Nono sacudió su mano, y con su aguda visión ya había notado algo, preguntándole con curiosidad y voz melosa,

“¿Vivi está en una cita?”

“¡No!” Rafael negó frustrado.

“¡Oh!” Nono abrió y cerró su pequeña boca adorablemente.

Rafael, tomando la mano de su hijo, estaba listo para avanzar con paso firme.

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Pero de repente se detuvo al recordar algo, y se agachó para estar al nivel de los ojos de su hijo.

“Nono, tengo algo que decirte.” Dijo muy seriamente, arreglando el cuello de la camisa de su hijo, con una chispa

traviesa en sus ojos, pero con una expresión solemne en su rostro, “Tu Vivi está en una cita con otro hombre, y ese

tipo tiene intenciones maliciosas, quiere quitarmela y además, quiere tener esa hermanita que quieres con ella.”

Al oir esto, Nono se quedó atónito y pálido de miedo.

¿Además de Vivi, la hermanita que tanto había esperado también iba a ser arrebatada?

Con esta nueva comprensión, la carita antes sonrosada de Nono se volvió pálida al instante, y las grandes lágrimas

comenzaron a rodar desde sus ojos, luciendo tan angustiado que parecia estar abandonado, llorando sin poder

respirar adecuadamente.

Rafael levantó a su hijo con un brazo y rápidamente se acercó

Violeta se tomaba la frente, sin saber cómo rechazar la avalancha de declaraciones del otro, cuando de repente

escuchó pasos detrás de ella, y una gran sombra se cernió sobre ella desde atrás. Inconscientemente miró hacia

atrás.

Entonces, vio a su pequeño hijo inundado de lágrimas.

Aunque el encuentro con padre e hijo la sorprendió, y se sintió como si la hubieran atrapado en flagrante delito, no

pudo preocuparse por la cara oscura de Rafael, sus ojos estaban fijos en Nono, quien estaba llorando

desconsoladamente.

“¡Mi amor, por qué lloras! ¡No llores, por favor! ¡Cariño!”

“¡Vivi, abrázame!”

Nono estaba extremadamente afligido, sus ojos ya estaban hinchados como melocotones en ese corto tiempo, y

extendió sus pequeños brazos hacia ella.

Violeta lo atrapó en un abrazo apresurado, consolándolo como a su tesoro más preciado, y cada vez que Nono

lloraba. ella sentía una angustia que la llevaba a querer llorar con él. Con la palma de su mano, acariciaba su

pequeña espalda sin cesar para calmarlo, sintiendo su propio hombro humedecerse.

Nono la abrazó fuertemente por el cuello, como si temiera perderla, sollozando y con los cachetes hinchados miró

a Lucio con desaprobación, uniéndose a la hostilidad compartida con Rafael, su padre, que estaba a su lado.