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Dulce Disparo al Jefe Cachorro Enamorado

Capítulo 511
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Capítulo 511

Rafael la tomo en brazos y sin decir palabra alguna, se dirigió a la ventana para recoger la ropa que estaba tirada

en el sofá. Luego, la llevó al cuarto de baño.

En todo momento, la habitación permanecia en un silencio sepulcral.

Silvia, atónita, no podia creer que él no hubiera explotado de furia. Lucio, todavía en la cama, tampoco parecía

haber asimilado lo sucedido, sin lograr desenredar el embrollo y, además, la situación era sumamente incómoda.

Aproximadamente dos o tres minutos después, la puerta del baño se abrió

Rafan! salió nuevamente con Violeta en brazos, solo que esta vez ella estaba completamente vestida y llevaba

encima el abrigo negro de el, que le quedaba grande y la hacía ver aún más diminuta.

Silvia, con los ojos como platos, no podia creer que él pasara de largo sin más. “Rafael, ¿asi la vas a dejar?” le

gritó, incrédula.

Rafael no detuvo su paso como si no la hubiera escuchado.

Después de tanto esfuerzo y sin obtener el resultado que esperaba, Silvia estaba inmensamente desconcertada y

siguió detrás de el. Rafael! Tú mismo lo viste con tus propios ojos, la encontraste con otro hombre en la cama…”

La palabra “cama se quedó atrapada en su boca al ver la mirada fría y penetrante que Rafael le lanzó.

Como dos flechas heladas, Silvia sintió un escalofrío.

Si Rafael hubiera tenido una mano libre, seguramente la habría señalado con el dedo, su rostro era una mezcla de

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seriedad y terror Al mismo tiempo, entre dientes dijo con voz helada, “Si vuelves a hacer esto otra vez, ni siquiera

mi respeto por tu madre te va a salvar de mi furia.”

Esto era más que una advertencia.

Silvia retrocedio instintivamente, sintiendo como si una mano invisible la asfixiara. El miedo la invadió al recordar la

mirada asesina y las palabras de advertencia de Rafael. Aún era joven y de poca experiencia, siempre habia sido

protegida y consentida como una princesa, y no pudo evitar que sus lágrimas comenzaran a correr por sus

mejillas.

Silvia, sollozando, murmuro para si misma, “Qué tontería, los consejos de Bianca no sirvieron para nada…”

“Este…”

Lucio, que todavia estaba en la cama, carraspeo para llamar su atención.

Silvia se dio cuenta de que no estaba sola en la habitacion, rápidamente se secó las lágrimas con el dorso de su

mano y furiosa le espeto, ¿Qué miras? ¿Nunca has visto llorar a una mujer hermosa?”

Lucio, sin palabras y viendo que era inutil intentar hablar con ella, simplemente se levantó de la cama, dejando al

descubierto su cuerpo musculoso y bronceado, cubierto apenas por sus calzoncillos. Silvia, con la cara enrojecida,

se tapó los ojos y huyó diciendo, “¡Ah, que atrevido!”

Después de abandonar el hotel Rafael manejo de vuelta a la casa de Lucio para recoger a Nono, quien había

quedado alli.

Nono, sentado en el asiento trasero, se inclinaba hacia adelante, visiblemente emocionado, llamando a “Vivi” y

diciéndole que le había ganado al abuelo en el juego de damas.

Violeta sabia jugar ajedrez con Luis, y Nono, siendo tan pequeño y apenas entendiendo el juego de damas, no tenía

posibilidad de ganarle. Era obvio que el abuelo había perdido a propósito para hacerlo feliz.

En ese momento, Violeta no podia prestarle mucha atención a Nono, solo le respondia con pocas palabras, ya que

toda su concentración estaba en Rafael, quien conducía a su lado.

El Range Rover blanco giro desde el camino privado hacia el patio, y la familia bajo del auto para entrar en la villa.

“Señor, Señorita Violeta, Nono, ya regresaron!”

Lucia, quien ya se habia puesto el delantal, salió de la cocina para recibirlos, y su mirada finalmente se posó en

Violeta. ‘Señorita Violeta, ya preparé todos los ingredientes, ¿quieres que entremos a cocinar ahora?”

Capitulo 511.

Violeta echo un vistazo a la figura alta que ya se dirigía escaleras arriba y negó con la cabeza. “Lucía, hoy cocina

tú, por

favor.

“Claro que si!” Lucia le respondió de inmediato y volvió a la cocina.

Violeta se cambió de zapatos con rapidez, le dio una excusa apresurada a Nono, quien aún quería seguir jugando a

las damas, y siguió a Rafael que subía las escaleras.

Cuando finalmente llegó al dormitorio, Rafael ya habia entrado en el baño y cerrado la puerta. Se oía el ruido del

agua corriendo. Ella, en silencio, se acercó al armario para sacar ropa limpia y luego se dirigió a la puerta del baño.

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Con las pestañas caidas, Violeta contuvo el aliento.

Habia sospechado desde el principio que algo andaba mal con Silvia, y había estado en guardia, pero aun así no

pudo evitar ser engañada. En el centro comercial, cuando Silvia le pidió prestado su teléfono porque

supuestamente el suyo se había quedado sin bateria, debió ser entonces cuando enviaron el mensaje a Lucio,

armando toda esta escena.

El corazón de Violeta estaba inquieto y nervioso, temiendo que él la malinterpretara…

Rafael salió de la ducha y la encontró agarrando la ropa en la puerta del baño.

Ella lo miró con ojos llenos de miedo y sorpresa.

“¿Qué pasa?”

Violeta hizo un mohin con sus labios, preguntándole con una voz lastimera, “Rafael, ¿ya no me quieres?”

“¿Por que dices eso? Rafael frunció el ceño.

Violeta abrazo más fuerte la ropa contra su pecho, con una expresión dolida y le habló en voz baja, “Desde que

salimos. del hotel, no me has dicho una palabra, ni siquiera me hablaste al llegar a casa, solo subiste a ducharte…”

Rafael levantó la mano para secar unas gotas de agua que caian de su barbilla.

Su garganta se movió ligeramente, pero antes de que pudiera hablar, Violeta se metió de lleno en sus brazos.

“¡Puedo explicártelo!” Abrazándolo como si temiera perderlo, levantó la cabeza y le juró con la mano cerca de su

cabeza, Te juro que no hay nada entre Lucio y yo. Si hice algo que te traicionara, ¡que me caiga un rayo! Silvia me

tendio una trampa, me drogaron y cuando desperté, estaba en el hotel, Lucio estaba igual que yo, se despertó y

nos encontramos en la cama, pero no hicimos nada, luego tú y Silvia entraron…”