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¿Tuvimos un hijo

Capítulo 143
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Capítulo 143

Elias entrecerró sus ojos y preguntó en un tono claro y curioso:

–¿Cómo piensas pagarme? –Después, Elías continuó

en voz baja y con esperanza–. Aceptarías casarte conmigo para que mi ayuda hacia tu padre no sea na

da más que yo asistiendo a mi futuro suegro?

Eso fue suficiente para que Anastasia aspirara una bocada de aire.

«i Qué idea tan ridicula!»

–No puedo casarme contigo. Pideme otra cosa, por favor.

Luego de decir eso, Anastasia giró su silla y comenzó a hacer garabatos. Al ver eso, la expresión de Elía

s se puso seria. ¿Acaso lo encontraba tan desagradable?

– Pideme algo que sí pueda hacer –

le recordó Anastasia pues no tenia manera de prometerle algo de lo que no era capaz de hacer. Elias ob

servó su perfil delicado y de pronto se relajó. A veces, el proceso era más placentero que el resultado.

–De acuerdo. De ahora en adelante, comeré en tu casa.

Era algo que Elias pensaba que Anastasia podía hacer. Ella frunció el ceño al escucharlo. Aunque su pet

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ición no era extrema, de igual manera le

dificultaba las cosas. Luego, Anastasia pensó que era un muy buen método de compensación pues no t

enía dinero para pagarle y, además, él no necesitaba de dinero.

–Si no estás después, de igual manera no tengo problema con ayudar a tu padre.

Al notar que Anastasia no respondía, Elías se levantó y se dirigió hacia la puerta. Sin embargo, Anastasi

a giró su cabeza al instante para aceptar su petición.

De acuerdo. Puedes comer en mi casa, pero debes prometer que te comportarás y no intentarás nada c

onmigo.

–No tengo interés por las mujeres –mintió Elías con una expresión seria.

Anastasia se quedó pasmada por su audacia y lo observó boquiabierta.

«¿No tiene interés por las mujeres? ¿Acaso se olvidó de la vez que me beso a la fuerza?»

Aun así, Anastasia se sentiría mejor al pagarle su ayuda de esa manera.

–Bien. Considéralo una medida de confianza –

dijo Anastasia antes de levantarse y abrir la puerta de la sala de conferencias para retirarse.

–De ahora en adelante –dijo Elias detrás de ella.

–De acuerdo –respondió Anastasia sin girarse.

Luego de regresar a su oficina, Anastasia apoyó su cabeza sobre sus manos.

¡Qué dolor de cabeza! ¿Acaso esto significa que, de ahora en adelante, tengo que recibirlo con la mesa

llena de comida cada que quiera comer en mi casa?

Aun así, en comparación a la ayuda que le había ofrecido a su padre, ese era una compensación relativ

amente fácil y no tenía opción más que soportarlo. En realidad, no era diferente a cocinar para una pers

ona más. En ese momento, Gabriela tocó la puerta y entró con una carpeta en sus manos.

Esa es la información del cliente que la directora Espinosa envió para usted, señorita Torres. Eche un vi

stazo.

Anastasia obedeció y tomó la carpeta. Al abrirlo y ver la primera página, sus ojos se agrandaron y penso

:

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«¿Cómo puede ser ella?

Según la carpeta de información, su clienta era Lidia Heredia. Indicaba que los antecedentes de la familia

Comunicate con la clienta lo antes posible, Anastasia. Seguro nos eligió porque cree en tus habilidades, a

Anastasia rio con amargura por dentro. No importaba lo bien que atendiera a Lidia porque quizás no podr

–De acuerdo. Me comunicaré con ella de inmediato.

Después, Anastasia tomó su teléfono, encontró el número correcto y marcó.

–¿Quién habla? – preguntó una voz con pereza desde el otro lado de la línea.

–Buen día. Soy

Anastasia Torres, una diseñadora del Estudio de Joyería Burgués. Me gustaría saber cuándo le gustaria q

Ah! ¿Qué le parece mañana por la mañana? iDebe preparar todo lo que necesita para no decepcionarm

dijo Lidia con un tono de arrogancia.

–Claro. ¿Quiere que elija el punto de encuentro?

– No. Yo me comunicaré con usted y puede venir cuando sea el momento –

dijo Lidia y después terminó la llamada.

Y así, Anastasia quedó sin otra opción más que seguir el protocolo. Al día siguiente, ella tendria que enco